Invertir en Empresas

Invertir en empresas: implicaciones para el éxito

Invertir en empresas resulta ser una de las decisiones más importante para los directores de compañías, inversionistas y emprendedores. Conociendo esta premisa es lógico suponer que ante cualquier idea que circunde al respecto es pertinente un análisis de inversión detallado.

Este estudio se logra a través de una revisión consensuada de los aspectos cuantitativos, cualitativos y estratégicos de las necesidades de la empresa y la exposición de las opciones más convenientes, para canalizar una solución en un periodo de tiempo determinado.

El análisis de inversión facilita la toma de decisiones, más allá de un mero ejercicio de contabilidad o análisis de balance o cuenta de resultados, debido a que lo se persigue es una forma de planificar con base a una gestión anticipativa, más que reactiva, estando preparados para hacerle frente a los problemas, y no reaccionar de forma inadecuada.

Aspecto económico y estratégico de invertir en empresas

La revisión de los planteamientos de un proyecto de inversión contempla la evaluación de dos elementos importantes:

– Análisis económico: comprende el estudio de los aspectos económicos básicos de un proyecto de inversión: liquidez, rentabilidad y riesgo económico. Es una revisión de tipo cuantitativo que se desarrolla con el empleo de los mejores instrumentos de cálculo para que el analista pueda hacer sus evaluaciones pertinentes.

– Análisis estratégico: en contraste con el de tipo cuantitativo, este análisis se inclina más a evaluar si existe o no compatibilidad entre lo que busca el inversor y lo que plantea el proyecto de inversión, las fortalezas, las debilidades, oportunidades y amenazas del mercado, con la finalidad de calcular el riesgo estratégico que conlleva la inversión empresarial.

La mejor herramienta para que el técnico desarrolle este tipo de análisis de inversión estratégico es, además de su conocimiento, su sentido común, y el análisis multivariable de manera conjunta y coordinada.

Invertir en empresas como acción estratégica

Invertir en empresas es una decisión asociada a la estructura de los activos de la compañía. De esta definición se desprenden diferentes tipos:

– Compra de una nave, edificios, maquinaria.

– Adquisición de patentes y acciones de otras empresas.

– Gastos de constitución, entre otros.

 

Para invertir en empresas se produce un desembolso del que, aunque exista un margen de riesgo y se trate de acción con gran trascendencia dentro de la compañía, se espera obtener grandes cantidades en el futuro.

 

Analizar la naturaleza y finalidad de estos negocios, hasta lo concerniente a invertir en empresas de características opuestas, bajo el rigor de la ciencia, empezó a realizarse en 1944 con la publicación de “investment and interest” (Inversión e interés), la obra del danés Erich Schneider, que sería traducida como “Teoría de la inversión”, reconocida como el origen de la matemática financiera.

 

El norteamericano Irving Fisher en 1930 continuaría después con el desarrollo del VAN, el valor actual neto, como parte del perfeccionamiento de esa rama matemática aplicada a los cálculos de los movimientos de dinero de las empresas.

Actualmente, invertir en empresas forma parte de una acción estratégica, que  se analiza con rigurosidad con el objetivo de tomar las mejores decisiones.

La investigación, el estudio y el análisis del mundo de las finanzas han arrojado nuevos procedimientos y teorías de revisión para hacerle frente a la dinámica de las inversiones, que pueden llegar a encumbrar o hacer desaparecer a cualquier compañía.

Proyecto de inversión

El proyecto de inversión es el conjunto de inversiones destinadas a conseguir un mismo objetivo, evaluadas a nivel global. La finalidad de estas acciones no es otra que el éxito empresarial.

Las variables del proyecto de inversión se enumeran como: horizonte temporal o duración del proyecto, desembolso inicial o coste de la inversión, movimiento de fondos y el valor residual.

El primero se refiere a la vida que tendrá el proyecto, o durante cuánto tiempo estará generando y absorbiendo capital; la segunda se vincula al dinero necesario para llevar a cabo la inversión.

El movimiento de fondos, o cash-flow (flujo de caja) es la diferencia entre los pagos y los cobros de un periodo. Por su parte, el valor residual es el de reventa del activo cuando finalice el proyecto. 

El capital empresarial debe ser manejado con una planificación adecuada, un proceso que inicia con la selección y jerarquización de las alternativas más idóneas, según los intereses y necesidades que hayan expuesto los inversores.

Este ejercicio será registrado en el plan de inversión empresarial, que recogerá todas las elecciones realizadas, con el fin de enfocarse en los recursos para conseguirlas y así alcanzar el objetivo propuesto, enmarcado en la planificación estratégica de la empresa.

Toda esta organización cumple con varios aspectos que son vitales para realizar inversiones efectivas en la empresa, uno de ellos es que la toma de decisiones sea la más idónea en cada proceso que involucre el manejo de capital de la compañía.

Otro de las consideraciones que se desprende de este ejercicio es que la dirección de la metodología debe ser práctica, enfocada, además de en la toma de decisiones, en medir si es conveniente o no su puesta en marcha, como una opción de desarrollo o crecimiento de la empresa.

 Análisis de la inversión empresarial frente a la contabilidad

Para evitar los errores en el planteamiento del análisis de inversión a nivel empresarial y a nivel contable, se hace necesario diferenciar estos conceptos que debe tener presente el analista de inversiones.

El estudio no se trata de realizar una mera contabilidad del proyecto, sino que comprende una evaluación más relativa ante la decisión de invertir: 

– Ganancia: en contabilidad la ganancia se resume como el resultado económico de la empresa. Si es positivo se le llama beneficio contable, y es calculado como la diferencia entre el total del dinero obtenido por la compañía y el de los gastos financieros, de explotación, amortizaciones y provisiones.

En cambio, en el análisis de inversión este concepto denominado como beneficio no se maneja como satisfactorio en la variable de flujo del análisis económico. El motivo es que esta cifra puede modificarse debido a las provisiones o las amortizaciones y la política que la empresa maneje en torno a esos puntos.

Cuando se pone en práctica una política más agresiva el beneficio es menor, y si las amortizaciones son más livianas, el beneficio será mayor.

En los proyectos de inversión empresarial el concepto de beneficio no se emplea como variable de flujo en el estudio económico. El motivo es que la cifra de beneficio puede verse alterada según la política de provisiones y amortizaciones de la empresa.

Es aquí donde se llega a la conclusión que el flujo de caja o los movimientos de fondos es la mejor variable a adoptar, visto como la diferencia entre las definiciones de entrada de fondos y las rúbricas de salida de dinero.

– Tiempo: el tiempo en contabilidad gira en torno a un año, porque se corresponde al ejercicio contable. En el análisis de inversión este periodo se queda corto. En su lugar emplea el principio de horizonte temporal de la inversión, como lo vimos anteriormente, donde se ve representada la vida útil del proyecto.

Así, el tiempo se trata de un lapso en el cual transcurre desde que el proyecto emplea los primeros recursos hasta que la vida del mismo finaliza, en el que no se necesitan más fondos.

– Costes: en la contabilidad, los costes se acoplan con el precio de la adquisición, en el que se cuenta el precio de compra para hacerse con el bien o servicio o el coste de producción, en los casos en los que la empresa fabrica sus propios bienes. Son los llamados costes contables, históricos o registrados.

En el análisis de inversiones se emplean otros conceptos acerca de lo que representa un coste que nada tiene que ver con los costes teóricos contables. Está más asociado a lo que es el “coste real” o “verdadero” en el que incurre el proyecto de inversión, donde además se suma el coste incremental y efectivo.

Su naturaleza es más relativa que en el caso de la contabilidad, en el que también se incorpora el concepto de coste de oportunidad, que aparece al seleccionar una alternativa antes que la mejor. Los costes hundidos figuran de igual forma, como los que no se pueden recuperar y no afectan la decisión de si seguir o no con el proyecto.

– Datos: el análisis de inversión trabaja con estimaciones y la contabilidad con datos reales. Esta aclaratoria resulta imprescindible en los casos en los que se estudia un proyecto de inversión o invertir en empresas.

En la estimación se circunscriben las conjeturas, previsiones, suposiciones, hipótesis de trabajo y la incertidumbre. La contabilidad maneja los datos después de, y el análisis antes de.

De esto depende que las decisiones sean de tipo reactivo o anticipativo. En las primeras los hechos van delante de las decisiones, en las segundas las decisiones siempre toman la delantera antes de que ocurra lo estipulado.

Control de los proyectos de inversión

Llevar un control de los procesos de inversión es evidentemente necesario, porque además aborda una gran cantidad de elementos asociados a su conveniencia. Entre ellos destacan:

  • El capital de trabajo que se necesitará.
  • Los gastos y costes que tendrán que asumirse.
  • La tendencia de la inflación.
  • Las inversiones empresariales a largo plazo, material e inmaterial.
  • La evolución de la demanda.
  • La viabilidad financiera y económica.

Aunque este control es importante, se puede cometer el error de calcular su viabilidad solo por la fase inicial, cuando la posición más idónea sería que abarque sus resultados y desarrollo.

Contemplar ambas situaciones sería beneficioso para:

  • Medir los niveles conquistados por el proyecto durante la ejecución y la implantación.
  • Analizar si los planes trazados concernientes a la ejecución, las hipótesis elaboradas, las inversiones, entre otras acciones, se han cumplido según lo estipulado. En el caso de no ser así, tomar decisiones que centren las actividades.
  • Fiscalizar el rendimiento que se ha obtenido por la inversión empresarial, en contraste con lo planificado, e identificar los motivos de las desviaciones, de estar presentes.

El control de la inversión empresarial debe iniciar con la aprobación y permanecer durante la ejecución. La modalidad de inspección debe enfocarse en dos aspectos:

– Examinar el proceso completo de cumplimiento del proyecto de inversión.

– Su entrada en funcionamiento, y culmina con la desinversión o el abandono del mismo.

Los resultados que se obtengan de los dos tipos de control servirán para que:

  • Los técnicos especialistas en el estudio de la viabilidad optimicen la metodología de evaluación que han desarrollado.
  • Descubrir las desviaciones sobre las previsiones que se tomaron inicialmente.
  • Los directivos involucrados mejoren el proceso de aprobación.
  • Los directores del proyecto de inversión lleven un control más detallado de la etapa de ejecución en el caso en que se presenten otros posteriores.
  • Los gestores intenten corregir las acciones desfavorables.

Estos resultados podrían de igual forma llevar a los involucrados a tomar la decisión de abandonar el proyecto de inversión.

 

Abandono o fracaso de los proyectos de inversión, sus causas

A pesar de todo el análisis de inversión, registro, o evaluación existe la probabilidad de que la empresa interesada en la inversión abandone el proyecto y este fracase.

 

Entre los motivos más frecuentes para que esto ocurra se desprenden:

 

– Que se le de mayor énfasis a la parte económica y financiera del proyecto que a las estrategias para lograr la fusión o adquisición.

– Estimaciones demasiado positivas con respecto al mercado y a las fluctuaciones del mismo

– El sobredimensionamiento del proyecto.

– No tomar en cuenta los procesos inflacionarios.

– Falta de flexibilidad en su diseño para poder adaptarlo a las circunstancias.

– Infravaloración de la inversión efectuada.

– No estipular el lapso de tiempo que se toma el proyecto en marcha y los costes de ese periodo.

– Exponer el proyecto como vital o imprescindible.

– No haber hecho una actualización correspondiente asociada a los cambios entre el proceso de creación del proyecto y su ejecución.

– No haber calculado de forma efectiva la financiación necesaria.

– No aplicar las experiencias del pasado.

– La falta de una función evaluativa de las propuestas de inversión.

Las decisiones de inversión empresarial no pueden ser tomadas a la ligera, por lo que es muy conveniente la aplicación de una metodología que haga posible el análisis en profundidad de las inversiones y su viabilidad, para poder centrarse en la aplicación de las más adecuadas.